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Archivos Mensuales: noviembre 2010

El Autobús Fantasma

La antigua carretera de la ciudad de Toluca a la ciudad de Ixtapan de la Sal, era bastante peligrosa, rodeada por un precipicio sumamente profundo y de roca sólida. Una noche un autobús circulaba por aquel camino. La mayoría de los pasajeros iban dormidos. La lluvia comenzó a caer cuando el autobús inició el descenso por las famosas curvas de Calderón, que eran muy cerradas y peligrosas.

Los pasajeros se dieron cuenta de que el autobús iba demasiado rápido, reclamando al conductor este solo pudo decir: -¡¡¡Están fallando los frenos!!!-, era imposible controlar el volante y en pocos segundos en una curva el autobús se precipita al vacío, murieron muchos en el instante del golpe, otros quedaron inconscientes, fueron consumidos por las llamas cuando el autobús se incendió. Nadie escuchó los gritos de los pocos pasajeros que pedían ayuda y murieron de una forma terrible. En la central seguían esperando al autobús No. 40 el último de la noche, pero jamás llegó su destino.

Poco tiempo después, por la carretera comenzó a circular un autobús antiguo, pero muy bien conservado, con pasajeros muy bien vestidos, que siempre iban despiertos, pero sin pronunciar una palabra. De vez en cuando recogía a gente en medio del camino, transportándolos, sin contratiempos cerca de su destino, pues nunca llegaba a la terminal, el conductor les pedía que bajaran un poco antes diciendo: -Baja ahora y no te gires antes de que cierre la puerta o jamás dejarás el autobús-.

Quienes obedecen escuchan el sonido de la puerta al cerrar y el motor del autobús arrancar, pero no ven nada alejarse. Los desobedientes que se giran, ven el autobús hecho pedazos, dentro de él esqueletos descarnados, personas calcinadas, y desmembradas. Se dice que a partir de ese momento su fantasma sube al autobús y viajará eternamente en él por causa de su desobediencia.

 
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Publicado por en noviembre 18, 2010 en México Independiente

 

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Leyenda de La Descarnada

Esta es una leyenda poco conocida, pero sin duda escalofriante.

Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo a las afueras de Tenochtitlán, habitaba un valiente y celebre guerrero con su esposa, ella no había podido darle aun descendencia, y eso fue suficiente para ser despreciada por todos las personas del lugar. Según las tradiciones de los ancestros, cuando una mujer era infértil debían expulsarla de la comunidad para evitar que su mal se esparciera sobre los demás causándoles desgracias.

Afortunadamente, su esposo era bueno, la amaba profundamente, y evitaba a toda costa que la mandaran al exilio. Pero no pudo protegerla siempre, el fue enviado a la guerra, justo en ese mismo día ella descubrió que por fin había sido favorecida con un embarazo, corrió, intentando alcanzar a su marido para darle la noticia; pero, las demás mujeres querían cumplir su tradición, la apedrearon a la salida del pueblo, matando el retoño que apenas crecía en su vientre.

Tirada casi inconsciente con un inmenso dolor en el corazón por haber perdido aquel regalo de los Dioses, les rogó que la ayudaran en su venganza, sus plegarias fueron escuchadas y le concedieron el poder de arrancarse la piel y despojarse de sus carnes para aterrorizar a aquellas mujeres y después matar a sus hijos, terminado el acto atroz, podría de nuevo vestirse con su apariencia normal y así evitar cualquier tipo de sospechas. En siete noches logró acabar con muchas de las mujeres que la apedrearon, no tuvo más tiempo porque su marido volvió de la guerra.

Su tarea no estaba terminada aun, así que a pesar de que su esposo había vuelto, una noche se levantó a continuar con su reinado de terror, salió de su choza y por allá entre los árboles, se quitó la piel y la carne como todas las noches, ignorando que su marido la había seguido con cautela gracias a sus dotes de guerrero, el hombre estaba ya espantado al ver a su esposa despojarse de la piel con facilidad, dejando expuesta la carne viva y sangrante, para después deshacerse de ella también, la imagen de por si era aterradora, y aumentó al verla realizar aquellos actos de tortura sin remordimiento alguno, contra aquellas mujeres que le había robado el mayor anhelo de su vida.

El guerrero no podía soportar el sufrimiento de ver a su mujer convertida en un ser maligno, así que se dirigió al árbol donde había escondido su piel, la tiró al suelo y la llenó de sal. Al regresar de su cacería, la mujer se puso la carne, después la piel, pero la sal le quemó todos los músculos, causándole un dolor tan inmenso que ella terminó muriendo retorciéndose de agonía, despojada de su carne con los huesos expuestos, fue donde recibió el nombre de La descarnada.

Después de su muerte se escuchaban aterradores alaridos y lamentos cuando una mujer daba a luz, que la gente atribuía al espíritu de aquella mujer, que envidiaba a todas aquellas mujeres que tenían lo que a ella le fue arrebatado con tanta saña.

Nunca nadie había vuelto a ver a la descarnada, solo se podían escuchar sus gritos, pero hace algo de tiempo un grupo de hombres vio en los senderos que hay en las faldas del Popocatépetl, una figura humana, sangrante con la carne a plena vista, sin piel que la cubriera, que caminaba mientras gritaba con un dolor profundo.

 
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Publicado por en noviembre 5, 2010 en La Colonia

 

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