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Archivos Mensuales: diciembre 2007

Leyenda del Quinto Sol

Sun and Maya calendar. 3d renderEl mito de los Cinco Soles cuenta la historia de la creación de la tierra y de los hombres, así como el papel que desempeñaron las divinidades. Los Cinco Soles corresponden a cinco períodos, en cada cual reinaba una divinidad. Pero cada vez surgía una catástrofe y los hombres desaparecían. Entonces, volvían a renacer hombres nuevos con la dominación de una nueva divinidad. Ahora, según la leyenda azteca, vivimos en el quinto sol que perecerá por un terremoto.

Al principio, no había nada. Así, el Dios eterno Ometecuhtli creó a Tonacatecuhtli (hombre) y a Tonacacihuatl (mujer) para que poblaran el mundo. Tuvieron cuatro hijos, en el orden descendente:

-Xipetotec; que nació rojo y sin piel.

-Tezcatlipoca; que nació negro, con garras y colmillos de jaguar.

-Quetzalcoaltl;
que nació blanco, con cabello rubio y ojos azules. Más conocido como el “SERPIENTE EMPLUMADA”.

-Huitzilopochtli; nació azul, con la mitad de su cuerpo descarnada.

Al paso del tiempo, los cuatro hermanos se acordaron en crear una obra que los venerase y dignificase como dioses. Crearon al hombre (Huehuecoyotl) y a su mujer, la pareja se llamaba Macehualtin y les
ordenaron tener hijos que les rindieran honores como dioses.  Después, crearon los mares, lagos, las montañas donde pusieron animales para que el hombre se alimentara por la caza.
Finalmente, la obra era completa, exepto que había tinieblas en el Tlatipac, nunca era de dia puesto que no había sol.

Primer sol

Tezcatlipoca fue el primer dios en transformarse en sol, dando como nombre a esa época: Ocelotonatiuh. Fue el comienzo de la era inicial del mundo, en la que los demás dioses crearon hombres gigantes que vivían en la Tierra y comieron bellotas. No obstante, Quetzalcoatl luchó contra Tezcatlipoca y ganó, así que Tezcatlipoca se transformó en un tigre que se comió a los gigantes. Al final, la tierra se quedó despoblada. Esta época duró 676 años.

Segundo Sol

Luego, Quetzalcoatl se corporeizo también en Sol y permitió que las cosechas se dieran en abundancia y que los hombres fueran felices. Todo era idílico hasta que Nahui-Ehecatl, el jaguar, subió a los cielos y derribó a su hermano de un zarpazo. En su caída, Quetzalcoatl provocó un gigantesco vendaval que destruyo todo. Muchos no sobrevivieron y otros, caminando encorvados, aferrándose a lo que tenían, se convirtieron en monos refugiándose en un bosque. Este sol duró 676 años.

Tercer Sol

Los dioses pusieron Tláloc por Sol, y llamaron esta era Quiauhtonatiuh (Sol de lluvia), la cual duró 364 años. Pero, los hombres se dedicaron a los placeres malsanos (robo, homicidio…). Harto de tanta podredumbre, Quetzalcoatl, ordenó Xiuhtecuhtli (Dios del fuego), que destruyo a la humanidad así que comenzó a llover fuego del cielo, y los hombres atemorizados les rogaron a los dioses que los convirtieron en pájaros para huir. Pero, sólo sobrevivió una pareja que se refugió en una cueva. Este sol desapareció en un año.

Cuarto Sol

Las varias lluvias derrumbaron el cielo sobre la Tierra y los hombres perecieron o fueron transformados en peces. Esto sucedió el día llamado “cuatro atl”. Este sol duró 312 años.

Por órdenes de Huitzilopochtli, se puso por sol Chalchiuhtlicue, la de las faldas de esmeralda. Los hombres poblaron nuevamente la tierra, pero varias lluvias derrumbaron el cielo sobre la Tierra y los hombres se murieron o fueron transformados en peces por los dioses. Este sol desapareció en un año. Llovió tanto que al final los cielos perdieron el equilibrio y se derrumbaron sobre el Tlaltipac. Los dioses deciden reparar su error, avergonzados de haber transformado a los hombres, entonces los cuatro hermanos crearon a cuatro hombres (Atemoc, Itzacoatl, Itzmaliza y Tenoch) que emergieron en los cuatro
puntos cardinales, cada uno convertido en un árbol diferente. Juntos, los dioses y árboles, levantaron los cielos y los colocaron las estrellas. Al final, los cuatro hombres se convirtieron en cuatro aves preciosas.Todo fue ordenado, pero no había hombres sobre la tierra, y por eso se creó la versión definitiva de la humanidad, cuyo primer hombre fue llamado Huehuecoyotl.

Quinto Sol 

Las tinieblas reinaban aun en el mundo, así que los cuatro hermanos se reunieron para hacer un nuevo sol definitivo y eterno. Así, se necesitó de un dios que hizo el sol (Tecucciztecatl) y otro la luna (Nanahuatzin).

El problema, es que para que el sol siguiera su curso eterno, era necesario que lo alimentaran con Chalchiuitl “Sangre”. Así, los dioses decidieron darle el primer alimento. El dios del viento, Ehecatl,
fue el encargado de sacrificar a los dioses. Cuando todos los dioses hubieron muerto, Tonatiuh, el sol, empezó su interminable camino, pero se necesitó siempre sangre para poder vivir. Por eso, el pueblo mexica realizó masivos sacrificios humanos al sol para que siempre tuviera la fuerza suficiente para
cruzar los cielos y  cumplir con su tarea de dar la vida, con corazones y sangre. Así, se emprendió “la guerra sagrada”.

 
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Publicado por en diciembre 20, 2007 en México Fantástico

 

La Mulata de Córdoba

LEYENDA MULATA DE CORDOBAEs una leyenda colonial mexicana basada en un caso que sucedió en el siglo XVI cuando la Santa Inquisición acusó de hechicería a una joven y bella mulata y cuyo expediente completo se encuentra en el fondo Inquisición en este Archivo General de la Nación. Sobre esta leyenda existen muchas versiones de las cuales, la que aquí se presenta, aparece en el libro Cuentos de espantos y aparecidos, publicado en México por ediciones Huracán en 1984 y se trata de una versión de Francisco Serrano e inspirada en textos del historiador Luis González Obregón (1865-1938) y del poeta Xavier Villaurrutia (1903-1950).

Cuenta la leyenda que hace más de dos siglos vivió en la ciudad de Córdoba, en el estado de Veracruz, una hermosa mujer, una joven que nunca envejecía a pesar de los años.

La llamaban la Mulata y era famosa como abogada de casos imposibles: las muchachas sin novio; los obreros sin trabajo, los médicos sin enfermos, los abogados sin clientes, los militares retirados, todos acudían a ella, y a todos la Mulata los dejaba contentos y satisfechos.

Los hombres, prendados de su hermosura, se disputaban la conquista de su corazón. Pero ella a nadie correspondía, a todos desdeñaba. La gente comentaba los poderes de la Mulata y decía que era una bruja, una hechicera.

Algunos aseguraban que la habían visto volar por los tejados, y que sus ojos negros despedían miradas satánicas mientras sonreía con sus labios rojos y sus dientes blanquísimos.

Otros contaban que la Mulata había pactado con el Diablo y que lo recibía en su casa; decía que si se pasaba a media noche frente a la casa de la bruja, se veía una luz siniestra salir por las rendijas de las ventanas y las puertas, un luz infernal, como si por dentro un poderoso incendio devorara las habitaciones. La fama de aquella mujer era inmensa. Por todas partes se hablaba de ella y en muchos lugares de México su nombre era repetido de boca en boca.

Hace tiempo, mucho tiempo que vive en la vecindad al lado de la plazuela.

¿En verdad? ¡No es cierto! Nunca la hemos encontrado en el patio, en el zaguán. Ni en la calle, ni en la iglesia ni tampoco en el mercado:

¡Luego ella no es de este barrio, luego llegó de repente!

En Córdoba ¡desde cuándo apareció de improviso!…

Nadie sabe cuánto duró la fama de la Mulata. Lo que sí se asegura es que, un día, de la villa de Córdoba fue llevada presa a las sombrías cárceles del Tribunal de la Inquisición, en la ciudad de México, acusada de brujería y satanismo.

La mañana del día en que iba a ser ejecutada, el carcelero entró en el calabozo de la Mulata y se quedó sorprendido al contemplar en una de las paredes de la celda el casco de un barco dibujado con carbón por la hechicera, quien sonriendo le preguntó:

– Buen día, carcelero; ¿podrías decirme qué le falta a este navío?

– ¡Desgraciada mujer! – contestó el carcelero-. Si te arrepintieras de tus faltas no estaría a punto de morir.

– Anda, dime, ¿qué le falta a este navío?, – insistió la Mulata.

– ¿Por qué me lo preguntas? Le falta el mástil.

– Si eso le falta, eso tendrá – respondió enigmáticamente la Mulata.

El carcelero, sin comprender lo que pasaba, se retiró con el corazón confundido.

Al mediodía, el carcelero volvió a entrar en el calabozo de la Mulata y contempló maravillado el barco dibujado en la pared.

– Carcelero, ¿qué le falta a este navío? – preguntó la Mulata.

– Infortunada mujer- le replicó el desconcertado carcelero-. Si quisieras salvar tu alma de las llamas del infierno, le ahorrarías a la Santa Inquisición que te juzgara. ¿Qué pretendes?… A ese navío le faltan las velas.

– Si eso le falta, eso tendrá- respondió la Mulata.

Y el carcelero se retiró, intrigado de que aquella misteriosa mujer sus últimas horas dibujando, sin temor de la muerte.

A la hora del crepúsculo, que era el tiempo fijado para la ejecución, el carcelero entró por tercera vez en el calabozo de la Mulata, y ella, sonriente, le preguntó

– ¿Qué le falta a mi navío?…

– Desdichada mujer, -respondió el carcelero-, pon tu alma en las manos de Dios Nuestro Señor y arrepiéntete de tus pecados. ¡A ese barco lo único que le falta es que navegue! ¡Es perfecto!

– Pues si vuestra merced lo quiere, si en ello se empeña, navegará, y muy lejos…

– ¡Cómo! ¿A ver?

– Así -dijo la Mulata, y ligera como el viento, saltó al barco; éste, despacio al principio y después rápido y a toda vela, desapareció con la hermosa mujer por uno de los rincones del calabozo.

El carcelero se quedó mudo, inmóvil, con los ojos salidos de sus órbitas, los cabellos de punta y la boca abierta.

Nadie volvió a saber de la Mulata;
Se supone que está con el demonio.
Quien les crea a los cuentos de hechiceras
Que pruebe a pintar barcos en los muros.

 
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Publicado por en diciembre 14, 2007 en México Fantástico